En la parte superior, el ajenjo florece como un rayo de luna en la noche oscura. La rosa búlgara, como una rosa mística de la antigüedad, exuda su fragancia divina. La fresia, mensajera de la pureza celestial, se eleva como una oración dulce y embalsamada, mientras que la pimienta de Sichuan despierta los sentidos. En el corazón de esta sinfonía olfativa, la canela muestra su ardiente calor. El geranio baila en armonía con la flor de naranjo, creando una alquimia cautivadora. El almizcle, un aliento sutil e inmutable, encarna la presencia etérea de los ángeles que velan por las almas perdidas. Amber teje una red protectora alrededor de la persona que la usa. Finalmente, la vainilla, una delicia dulce y reconfortante, celebra la unión de las almas en una oleada de amor universal.
En la parte superior, el ajenjo florece como un rayo de luna en la noche oscura. La rosa búlgara, como una rosa mística de la antigüedad, exuda su fragancia divina. La fresia, mensajera de la pureza celestial, se eleva como una oración dulce y embalsamada, mientras que la pimienta de Sichuan despierta los sentidos. En el corazón de esta sinfonía olfativa, la canela muestra su ardiente calor. El geranio baila en armonía con la flor de naranjo, creando una alquimia cautivadora. El almizcle, un aliento sutil e inmutable, encarna la presencia etérea de los ángeles que velan por las almas perdidas. Amber teje una red protectora alrededor de la persona que la usa. Finalmente, la vainilla, una delicia dulce y reconfortante, celebra la unión de las almas en una oleada de amor